Aunque la Web nació pura, como un entorno igualitario y democrático donde todos podíamos tener nuestro espacio digital, en la realidad, la última década ha sido decisiva para las grandes compañías de Internet y la consolidación de sus modelos de negocio, basados principalmente en la gestión y explotación de nuestros datos.

A nadie se le escapa ya que los datos son igual a negocio, y aunque muchos de nosotros hemos asumido ya este concepto con frases como “Yo no tengo nada que esconder”, o “que gestionen lo que quieran de mi”, la realidad actual de Internet es que, una gran parte del pastel se la llevan las grandes compañías porque nosotros cedemos nuestros datos y ellos saben explotarlos a su favor.

¿Es esto democracia digital? Pues según se mire, porque la tendencia actualmente es la de convertir al propio usuario en el producto gestionado a través de oligopolios, y en ocasiones, también monopolios de los datos.

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Solid, UX y datos personales. ¿Una utopía o una realidad?

Llega Solid

Ante esta situación, Tim Berners-Lee uno de los padres y creadores de la Web, lleva tiempo trabajando en su nueva iniciativa, Solid, la cual pretende democratizar el uso de los datos, dando el control de los mismos al propio usuario. ¿Es una utopía? En nuestra modesta opinión, a día de hoy sí lo es. A muy largo plazo y si se produce la transformación necesaria podría hacerse realidad.

Solid es una tecnología basada en los estándares actuales de Internet que permite la organización de datos e identidades en las aplicaciones que desarrollemos. Hasta aquí poca cosa nueva. La revolución viene dada porque con esta tecnología es el propio usuario quien tiene el control de sus datos y quien da el permiso de uso a las compañías a través de un WebID.

El modelo está bien pensado, pero el principal problema de que se consiga un uso extendido serán las propias compañías, ya que son ellas quienes deben adoptar la decisión de apostar por este modelo. ¿Las grandes empresas de Internet van a renunciar de la noche a la mañana a modelos de negocio rentables y consolidados? La respuesta, obviamente, es no. Conseguir una Internet descentralizada en lo que a datos se refiere será un tarea muy larga y ardua, ya que requiere de una profunda transformación de los modelos de negocio online.

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Solid, UX y datos personales. ¿Una utopía o una realidad?

UX y datos personales

Llegados a este punto te preguntarás ¿Qué tiene que ver todo esto con la Experiencia de Usuario? Pues mucho, ya que nuestros datos personales y el uso que se hace de ellos también forman parte de la experiencia de uso que tenemos con un producto, o de la experiencia de cliente que tengamos con una marca. Al menos, de forma subyacente.

Lo que está claro es que no todos los usuarios vivimos esa experiencia de la misma manera. A grandes rasgos, y sin ánimo de realizar un análisis de las tipologías, podríamos clasificar tres tipos de usuarios según su sensibilización ante el uso de sus datos:

  • El despreocupado:  aquel usuario que su principal objetivo es hacer uso de las herramientas o aplicaciones que Internet pone a su disposición, sin preocuparle lo más mínimo los datos que facilita en el día a día.
  • El concienciado: aquel que hace un uso extendido de esas herramientas o aplicaciones pero cuida y selecciona los datos que facilita, intentando tener el control sobre los mismos
  • El miedoso: aquel que deja de usar las herramientas o aplicaciones para prevenirse de lo que los demás puedan hacer con sus datos.

En función del tipo de usuario que seamos viviremos la experiencia de una forma u otra, pero lo ideal sería, que incluso aquel usuario despreocupado pudiera tener una forma fácil de controlar los datos que se manejan sobre él.

Hace unos años (en 2018) vivimos la entrada en vigor de una nueva regulación del R.G.P.D. en la que se establecían nuevas reglas que en teoría protegían más al usuario frente a un uso indiscriminado de sus datos, permitiendo decidir si quieres que tus datos sean recogidos y utilizados.

Pero esa decisión en la práctica se queda en un nivel todavía muy abstracto, que en la mayoría de casos se limita a poder elegir si recibimos comunicaciones comerciales de las empresas con las que tenemos relación.

Si esto lo unimos a que las empresas saben que la mayoría de usuarios no “queremos entender” ni vamos a reclamar formalmente nuestros derechos sobre las normativas vigentes, hace que este Reglamento todavía carezca de verdadera utilidad para los usuarios finales.

Varios años después, lo cierto es que sigue habiendo mucho desconocimiento sobre los derechos que tenemos como usuarios en el control de esos datos. El principal problema es que la gran mayoría seguimos estando en el cajón del conformismo y no queremos perder el tiempo en entender ni controlar los datos que cedemos a terceros.

Prácticamente solo nos preocupamos de intentar retirar suscripciones que hicimos en el pasado, y muchas veces sin éxito.  Quién no ha tenido la simple experiencia de intentar de que te saquen de una newsletter, o dejar de recibir SMS promocionales de una marca. Muchas compañías fomentan las malas prácticas sabiendo que el beneficio es mayor que el riesgo que corren infringiendo las normas y se siguen aprovechando de nosotros.

Conclusión

Aunque todavía sí parece una utopía, ojalá Solid prospere y nos lleve al siguiente nivel, en el que incluso podamos decidir el nivel de granularidad del uso de nuestros datos, pudiendo elegir incluso si se puede hacer uso o no de una fotografía nuestra en redes sociales. Esto, unido a una evolución cultural necesaria nos daría un marco para una Internet más fiable y justa para la gran masa de usuarios.